Aunque Pestano nunca lo declaró, era evidente que llevaba una espinita clavada, que como toda espina, le pinchaba, le molestaba, y que debía sacar de allí para resolver los problemas del alma.
Quizás los Gurú no tuvieron en cuenta que el máscara naranja era de Caibarién y que estaba acostumbrado a lidiar desde pequeño con las ensartas de pescado.
¡Y de que manera Pestano se supo quitar la espinita que tanto le molestaba!
Pero no fue solo Pestano quien se quitó de su garganta el incomodo y punzante residuo de pescado, en muchos lugares de Cuba, no tan familiarizados con los el marisco, también la afición, al fin, pudo tragar.
¡Qué decir de su Caibarién natal!
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